
Jerusalén / Gaza
El gabinete de seguridad de Israel aprobó recientemente una estrategia para tomar el control militar de Ciudad de Gaza, la ciudad más poblada del enclave, como parte de un esfuerzo más amplio para expandir su autoridad sobre la Franja de Gaza. Aunque el plan contempla una ocupación temporal, Israel asegura que no tiene intención de gobernar a largo plazo, sino desplegar una línea de seguridad antes de transferir la gestión a una autoridad civil árabe, no afiliada a Hamás ni a la Autoridad Nacional Palestina.
Escalada militar e impacto humanitario
Este paso representa una transformación táctica significativa: es la primera vez que las fuerzas israelíes asumirán control sostenido sobre Gaza City, donde vivían más de 650 000 personas antes del conflicto. Las zonas urbanas densamente pobladas complican aún más la operación y aumentan el riesgo de daños civiles graves.
La comunidad internacional reaccionó con preocupación. Alemania suspendió las exportaciones de armamento con destino a Israel; Reino Unido, Australia y otros países también criticaron abiertamente la iniciativa. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos calificó el plan como contrario al fallo de la Corte Internacional de Justicia y a los principios del derecho internacional.
Humanitarismo en crisis
La situación humanitaria en Gaza continúa deteriorándose. La ONU y agencias como UNICEF alertan sobre desplazamientos masivos, desnutrición infantil, falta de acceso básico a alimentos, agua potable y atención médica, así como escasez de combustible. La trampa alimentaria se agrava: solo la mitad del auxilio necesario llega a la población debido a bloqueos, saqueos e inseguridad.
Rechazo interno y externo
Dentro de Israel, crece la presión. Las familias de los rehenes organizaron una huelga general y manifestaciones en Tel Aviv, con el lema “El silencio mata”, exigiendo priorizar la liberación de sus seres queridos antes que intensificar la ofensiva. Líderes militares, civiles y opositores como Yair Lapid han advertido que este enfoque podría ser estratégico pero peligroso, prolongar el conflicto y no garantizar la liberación de los rehenes.
A finales de julio, ONGs israelíes (B´Tselem/Physicians for Human Rights) calificaron por primera vez en la historia la ofensiva del estado de Israel como “genocidio”.
A nivel externo, se enfrenta a una condena internacional generalizada: si bien es cierto que siempre se ha condenado a Israel por parte de países como Egipto, Arabia Saudita o Rusia, no hablamos de democracias ni de Estados defensores de DDHH, por lo que podría haber más un interés político que humanitario… hasta ahora, ya que en la actualidad se han sumado a las condenas países como Alemania, Francia, Reino Unido o Canadá, tradicionales defensores del modelo de vida occidental.
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