La cumbre del clima de Dubái (COP28) sigue avanzando envuelta en polémicas y sin afrontar el imprescindible debate sobre la eliminación de las energías fósiles, lo que confirma las peores sospechas iniciales
Mientras iniciamos la segunda semana de la cumbre climática de Dubái (COP28), las suspicacias y los temores en torno a la idoneidad de haber elegido como sede de un encuentro tan importante a una de las principales potencias petroleras, Emiratos Árabes Unidos (EAU), están demostrándose más que justificados.
Más allá de los avances en otras materias, la industria de los combustibles fósiles y los estados que la apoyan siguen siendo quienes mueven los hilos de esta cumbre y, como ya ocurrió en la anterior (COP27) celebrada en 2022 en la ciudad egipcia de Sharm El Shaik, están debilitando el discurso que señala la necesidad de reducir el consumo de combustibles fósiles como paso imprescindible para afrontar el reto climático.
Tal y como ocurrió en aquella malograda cumbre de Egipto, en lugar de aceptar cualquier tipo de iniciativa para su reducción gradual, y en contra del criterio científico de la Agencia Internacional de la Energía, el lobby de las fósiles ha vuelto a poner encima de la mesa de negociaciones el viejo concepto de ‘energías bajas en emisiones’ para justificar el desarrollo de nuevos combustibles fósiles, así como un nuevo plan para promover tecnologías de captura y almacenamiento que les permita seguir operando mediante lo que ellos denominan como ‘operaciones neutras en carbono’.
Uno de los principales promotores de esta estrategia para escurrir el bulto de la reducción es el propio presidente de la cumbre, el sultán Ahmed Al Jaber, quien es a su vez director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC) y ministro de industria emiratí. Así, si hace una semana se filtraban documentos que denunciaban a la delegación de Emiratos Árabes Unidos (EAU) por utilizar el evento para comerciar con gas y petróleo con los países asistentes, este domingo el diario británico The Guardian daba a conocer un video en el que se recogen unas polémicas declaraciones del sultán en las que niega que sea necesario reducir la producción de combustibles fósiles para cumplir con el Acuerdo de París.
Negar a la ciencia para defender el negocio
El video, disponible en YouTube, corresponde a un encuentro telemático del sultán con tres expertas en la materia, una de ellas la expresidenta de Irlanda y Alta Comisionada de las Naciones Unidas para el Clima Mary Robinson, actual profesora de Justicia Climática en el Trinity College de Dublín.
En un momento del encuentro Robinson interpela al presidente de la COP28 respecto a la necesidad de abandonar la producción de combustibles fósiles para contener el aumento de las temperaturas, algo a lo que Al Jaber responde con tono airado que “no existe ninguna base científica ni ningún escenario en el que se afirme que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es lo que permitirá alcanzar el objetivo de los 1,5 grados”.
A continuación, y echando mano de la vieja retórica que basa el crecimiento de la economía en el mantenimiento de la producción de gas y petróleo, el máximo responsable de esta cumbre climática no duda en retar a Robinson sobre lo contrario: “Muéstreme la hoja de ruta donde se demuestre que la salida de las energías fósiles pueda ser compatible con un desarrollo socioeconómico sostenible, a no ser que quieran devolver al mundo a la edad de las cavernas”.
Ante esta nueva polémica, el secretario general de la ONU António Guterres volvía a mostrar su sorpresa y respondía con un mensaje a través de las redes sociales: “Tengo un mensaje para los líderes de las empresas de combustibles fósiles: no mantengan su apuesta por un modelo de negocio obsoleto; lideren la transición hacia las energías renovables”. Y respecto al vínculo económico que señalaba Al Jaber añadía “no se equivoquen: el camino hacia la sostenibilidad climática es también el único camino viable hacia la sostenibilidad económica de sus empresas”.
En la misma línea de argumentación, y recurriendo de nuevo a su facilidad para generar aforismos climáticos, Guterres afirmaba este fin de semana que “no podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles” y zanjaba la polémica con Al Jaber de manera categórica: “la ciencia al respecto es clara -añadía el jefe de la ONU, es decir de los presidentes de las COP’s el límite de los 1,5 grados sólo será posible si dejamos de quemar combustibles fósiles: no reducirlos, hay que eliminarlos”.
Promesas ‘muy cortas’
Hasta ahora la única iniciativa presentada por el sector de las fósiles en la cumbre ha sido la ‘Carta de la Descarbonización del Petróleo y el Gas’ (OGDC, por su sigla en inglés), impulsada por la presidencia de la cumbre y Arabia Saudita y firmada por medio centenar de compañías responsables de más del 40 % de la producción global de petróleo, y por la que se comprometen que las emisiones de sus operaciones sean neutras para el 2050, a reducir casi a cero las emisiones de metano y a dejar de quemar gas en las antorchas de sus plantas en 2030.
Sin embargo, desatendiendo las directrices marcadas por la Agencia Internacional de la Energía, no impone restricciones al desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo y gas, no se alinea con los objetivos del Acuerdo de París de contener el calentamiento global en el grado y medio de aumento de las temperaturas, no aclara las inversiones que deben destinar las empresas del sector a las renovables, ni establece ningún objetivo vinculante. Ni palabra de reducir emisiones de CO2, ni mucho menos de poner fin a la producción de combustibles fósiles.
Por todo ello Guterres se ha vuelto a mostrar escéptico respecto a la verdadera voluntad de las empresas gasísticas y petroleras, a las que califica como “los gigantes detrás de la crisis climática”, de avanzar hacia la descarbonización total de su actividad. Y aunque reconocía que “la industria de los combustibles fósiles empieza por fin a despertar”, al ser preguntado sobre el alcanze de la OGDC respondía que “las promesas hechas se quedan claramente cortas”. El abandono de las fósiles sigue siendo una quimera anunciada cumbre tras cumbre.
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