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El lince ibérico en libertad más longevo busca ahora un lugar donde morir

Betis nació cuando su especie estaba al borde de la extinción. Dieciocho años después, esta hembra de lince ibérico busca un lugar donde pasar los últimos días de su vida.

El animal nació en Jaén hace 18 años y ahora, ya anciano, ha iniciado la dispersión senil, la última etapa de su vida, cuando su territorio lo ocupan ejemplares jóvenes

Con el cambio de milenio, el lince ibérico estaba casi extinguido: había unos 100 ejemplares en Portugal y España. Fue poco después de esta época convulsa para los linces cuando nació Betis, una hembra de lince ibérico nacida en 2005 en la provincia andaluza de Jaén, España. Ahora, según informa El País, la vieja Betis busca un lugar donde morir.

“Al menos morirá donde ha elegido, una zona muy bonita de olivar con manchas de bosque mediterráneo a orillas del río Guarrizas”, explica a El País la técnica Maribel García-Tardío, que forma parte del programa de recuperación del lince en la región andaluza. Según el diario, se trata de la hembra de lince que más tiempo lleva en libertad desde que comenzó el programa de recuperación de esta especie en peligro de extinción.

Por el momento, la hembra de lince ibérico (Lynx pardinus) se encuentra bien, a pesar de su mal estado físico y de que ya no se reproduce ni interactúa con otros linces.

Betis tuvo su primer cachorro en 2008 y en total tuvo 16 crías hasta 2017 -se cree que fue el año de su último nacimiento-. “Era una hembra que vivía tranquila y feliz”, considera la técnica Maribel.

Este lince no contaba con un dispositivo para ser localizado a distancia, como ocurre con otros linces (especialmente los recién puestos en libertad), por lo que su ausencia el año pasado hizo temer que ya hubiera muerto. Pero reapareció en septiembre, a pesar de encontrarse en mal estado. Fue rescatada, tratada y devuelta a la naturaleza. “No tenía sentido que siguiera en cautividad”, explica Maribel García-Tardío. Al volver a la naturaleza, “podría acabar como siempre ha vivido”.

Según El País, esta hembra ha entrado ahora en la fase en la que ya ha perdido su capacidad de reproducción y acaba siendo expulsada de sus territorios por la presión de otros linces.

Aunque hay otros linces en las inmediaciones, la abundancia de conejos silvestres (una de las presas preferidas de los linces ibéricos) hace que la presencia de la hembra mayor parezca ser tolerada.

Una especie en recuperación

Las hembras de lince ibérico pueden vivir entre 14 y 16 años -e incluso más si viven en cautividad, como ocurrió con la hembra Aura, fallecida recientemente y que había alcanzado los 20 años- y los machos suelen vivir entre 12 y 14 años.

Al igual que en Portugal, España cuenta con un programa de recuperación y reinserción del lince ibérico en la naturaleza. Betis nació cuando este programa estaba aún en sus inicios y había pocos ejemplares de lince ibérico en el valle del Jándula, donde nació.

Un informe de diciembre afirmaba que actualmente había unos 522 linces ibéricos en Andalucía. Para dejar de estar clasificada como “en peligro de extinción“, la población de lince ibérico necesitaría contar con más de 3.000 linces, incluidas 750 hembras fértiles, según el grupo de conservación de la naturaleza WWF.

Los esfuerzos de conservación en torno a esta especie hacen que en la actualidad haya más de 1.300 linces ibéricos en la Península Ibérica, de los cuales el 15% vive en Portugal. Sólo en 2021 nacieron 70 cachorros en suelo portugués y 430 en España.

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