Con el 99,89 % de los votos escrutados, el líder de izquierda se impuso con el 50,90 % de los votos, frente al 49,10 % que obtuvo Bolsonaro.
El expresidente, que gobernó el país de 2003 a 2010, hizo un llamado a la unidad del país desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo acompañado en el escenario por sus más cercanos aliados políticos.
Con más del 99% del escrutinio, Lula suma el 50,90% de los votos, frente al 49,10% de Bolsonaro. El Tribunal Superior Electoral lo declaró ganador
Lula se comprometió a “restaurar la paz“ y gobernar para todos los brasileños en un país profundamente dividido luego de una campaña donde se enfrentaron candidatos radicalmente antagónicos.
Si bien reconoció que existe una situación difícil, expresó su confianza en que el país encontrará una salida para volver a “vivir democráticamente” y reconstruir el respeto a las diferencias enfrentando “sin tregua” el racismo y la discriminación.
También reiteró que defenderá la Amazonía de los intereses comerciales y que retomará el control de las actividades ilegales en esa región.
“Tuve un proceso de resurrección en la política brasileña. Intentaron enterrarme vivo y ahora estoy aquí para gobernar el país”
Más de un año después de salir de la cárcel por una condena de corrupción que terminó siendo anulada, Lula volvió a la línea de fuego de la política brasileña.
Lula estuvo en prisión en el contexto de Lava Jato, un caso de sobornos por contratos multimillonarios de la petrolera estatal Petrobras con empresas constructoras, considerado el mayor escándalo de corrupción en Iberoamérica.
En aquella época, muchos apostaron porque su carrera política estaba llegando a su fin, pero cuando el Supremo Tribunal brasileño anuló la condena en 2021 por errores en el proceso, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) quedó habilitado para competir por la presidencia.
“El compromiso más urgente es acabar con el hambre”
Durante su campaña, Lula había destacado sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el boom de las materias primas.
En este tercer período no contará con la misma bonanza: si bien la economía da señales de mejoría, está muy lejos de la prosperidad de los años 2000.
“No podemos aceptar como normal que millones de personas no tengan que comer o que consuman menos de las calorías que necesitan“, afirmó tras los resultados de este domingo.
El líder de izquierda afirmó que es inconcebible que un país como Brasil, que es una de las mayores potencias agropecuarias del mundo, el tercer mayor productor de alimentos y el primero de proteínas animales, no “pueda garantizar que todos los brasileños tengan diariamente un desayuno, un almuerzo y una cena“.
“Este será nuevamente el compromiso número uno de mi Gobierno“, apuntó.
“Este pueblo está cansado de ver al otro como enemigo. Es hora de bajar las armas”
Fue tan reñido el resultado de estas elecciones que Lula insistió varias veces en su discurso sobre la idea de la unidad nacional.
“A partir del 1 de enero de 2023 gobernaré para 215 millones de brasileños, y no sólo para los que me han votado. No hay dos países. Somos un Brasil, un pueblo, una gran nación“.
“Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente“, apuntó.
El presidente electo dijo que “a nadie le interesa vivir en un estado permanente de guerra” y que “es necesario reconstruir este país en todas sus dimensiones“.
“La mayoría del pueblo dejó bien claro que desea más y no menos democracia, más y no menos inclusión social, más y no menos respeto y entendimiento entre los brasileños“, agregó el exmandatario.
“El pueblo desea más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo quiere comer bien, vivir bien, quiere empleo bien remunerado, quiere políticas públicas de calidad, quiere libertad religiosa y libros en lugar de armas“.
“Hoy le decimos al mundo que Brasil ha vuelto”
Lula argumentó que Brasil es demasiado grande para ser “relegado al triste papel de paria del mundo“.
Al respecto, afirmó que luchará por una nueva gobernabilidad global, por la inclusión de más naciones al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, así como poner fin al derecho al veto.
También dejó espacio para referirse al comercio y las inversiones internacionales.
“Recuperaremos la credibilidad, la previsibilidad y la estabilidad del país, para que los inversores vuelvan a confiar en Brasil“, dijo el dirigente de izquierda.
En su discurso también afirmó que su gobierno está dispuesto a retomar su papel de líder en la lucha contra la crisis climática, protegiendo especialmente la selva amazónica.
“Bajo nuestro gobierno, pudimos reducir la deforestación en el Amazonas en un 80%. Ahora vamos a luchar por la deforestación cero“.
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