Los fuegos más significativos del solsticio de invierno se dan en Hinojosa de Duero y la zona fronteriza de Portugal, mientras que en otros pueblos ibéricos es el solsticio de verano
El culto al fuego lo encontramos tanto en las grandes civilizaciones antiguas, como en los pueblos ágrafos. Se ha dicho que la gran conquista del hombre fue la obtención del fuego, sin que sepamos cómo logró este hallazgo, ni como se transmitió u originó en distintos lugares. Los mitos sobre el origen del fuego son diversos.
Las épocas del año en que por lo regular se encienden estas hogueras son primavera y verano, pero en algunos lugares las encienden también al final del otoño o durante el invierno, particularmente la víspera de Todos los Santos (31 de octubre), día de Navidad, la víspera de la Epifanía (6 de enero) y en el solsticio de verano o la noche de San Juan (23 de junio) sobretodo en el este penínsular.
Esta costumbre de levantar piras en invierno, sobre todo coincidiendo con la Nochebuena o el solsticio invernal, se da en ciertos pueblos de La Raya, como es Hinojosa de Duero, en Salamanca, España y también en otros pueblos de Portugal, donde existen todo tipo de tradiciones navideñas, desde el tradicional árbol de Navidad hasta estas grandes hogueras que llegan hasta Reyes o las mascaradas.
El rito de los Madeiros de Natal en Portugal
Los Madeiros, Madeiros de Natal o Fogueiras do Galo son grandes hogueras, encendidas por tradición en Nochebuena. Por lo general, se encienden alrededor de la medianoche después de la ‘Missa do Galo’. Puede verse esta ancestral tradición en ciudades del norte y centro del país, especialmente en las ciudades del interior.
Las gigantes hogueras son una forma de celebrar y dar la bienvenida al sol, en línea con las antiguas celebraciones paganas en honor del solsticio de invierno. En el interior del país, la Navidad se caracteriza por la ceremonia de la quema del Madero, durante la noche del día 24 de diciembre. Se realiza, sobre todo, en el área que va de Trás-os-Montes hasta el Alto Alentejo, abarcando localidades de los distritos de Bragança, Guarda, Castelo Branco y Portalegre.
Es una manifestación con vocación de convivencia, en la que se comparte la costumbre privada de reunión alrededor de la chimenea, consolidando la cohesión del grupo local. Consiste en una gran hoguera que se realiza en el atrio de la iglesia, o en otro lugar semejante de organización social y espacial, donde la población se reúne después de la Misa del Gallo. La hoguera llega a alcanzar la altura de la iglesia, ardiendo toda la noche hasta que se apaga. Sus restos se guardan para su consumo a lo largo del Inverno.
La tradición comienza con la recogida de los maderos o la leña, realizada por los mozos del pueblo. A modo de ejemplo, sirva Miranda do Douro o su freguesía de Sendim, pero también en Pinhel y sus freguesías, ya en la Beira Interior. En estos municipios, los mozos solteros comienzan de madrugada los rituales paganos que rodean toda la tradición de la hoguera. Sobre las seis de la mañana, los jóvenes –con disparo de cohetes- parten al monte donde recogerán la leña, que dará origen a la imponente pira. El día lo pasan completamente en el campo donde no faltan las juergas y las bromas.
Una vez realizado el acopio de leña, y de comer la famosa ‘Punheta de Bacalhau’, los jóvenes cargan los carros de bueyes y tiran ellos mismos con gran algarabía por las calles de los municipios. Escuchar el sonido del acero de las ruedas de los carros en el suelo es un momento memorable, que todos los vecinos esperan para ver y escuchar.
Las familias van a la Misa del Gallo, con sus más o menos tradiciones vivas, recuperadas o perdidas. En Miranda do Douro, según la tradición, al final de la misa los hombres de la tierra cantan las ‘lhonas’ al Menino. Que son una especie de cantigas religiosas que son transformadas en vocabulario poco ortodoxo.
Terminados todos estos factos religiosos, las gentes se reúnen alrededor de la hoguera para bailar –sobre todo ‘pauliteiros’– y cantar acompañados por gaiteros, y degustar cerdo, dulces y beber vino y olorosos. Dice la historia que esta hoguera tiene que estar encendida hasta el día de Reyes.
La hoguera de Navidad en Hinojosa de Duero
El fuego ritual por Navidad en Hinojosa de Duero, en la frontera con Portugal, como una fuerte evidencia interna, nos muestra que es preciso buscar su origen en una época muy anterior a la difusión del cristianismo, ya que este municipio en su término municipal es lugar de asentamiento prerromano y también necrópolis. No obstante, la prueba más temprana de su práctica en el norte de Europa proviene de los esfuerzos hechos por los sínodos cristianos en el siglo VIII para suprimirlas como ritos paganos.
No es infrecuente que en estos fuegos se quemen efigies o se finja quemar a una persona viva, y hay razones para creer que antiguamente se quemaban realmente personas en estas condiciones.
El rito hinojosero
La noche del 24 de diciembre, tras la Misa del Gallo, se enciende en la plaza del Juego de Pelota de Hinojosa de Duero la hoguera de quintos, que habrá de ser el centro público de encuentro de los vecinos del pueblo y, además, es única en la provincia en señalada fecha.
Al pasar los años han existido algunas variaciones en la recogida y transporte de la leña, así como la duración del fuego
Antes de disponer de remolques y camiones, la leña se acarreaba a la plaza tirando de los troncos por medio de cuerdas, o con carros de dos ruedas, de hierro, aquí si ayudaban el resto de los mozos. Alguna vez dicen que iban las caballerías, pero pocas. La leña, árboles caídos, raíces y otros desechos, eran recogidos por los quintos. Esta leña se iba almacenando en algún lugar determinado del pueblo, como las eras, previo permiso correspondiente. Desde este lugar, al estar dentro del pueblo, era más fácil su transporte hasta la plaza.
Antes de cenar queda la hoguera preparada. Los vecinos cenan y acuden a la Misa del Gallo. Será, pues, después de la Eucaristía, cuando todos los asistentes a la ceremonia religiosa acudan hasta la plaza a ver la hoguera que, ahora sí, prenden los mozos entrados en quintas. Es el rumor de los villancicos, que se han cantado en la iglesia y por la calle, lo que se une al fuego. Y aquí tenemos fuego purificador o destructor unido al canto al Niño que ha nacido en la tradición cristiana.
De esta forma se ha establecido una comunicación entre vecinos en este día de la fiesta del fuego en Hinojosa de Duero. Calentar y reunir a la gente en torno suyo ha sido, en principio, la función de la hoguera.
En otro tiempo las hogueras asaron brujas y animales y personas, que se arrojaban a las llamas de las piras que se encendían en distintas épocas del año. Pero ahora, lo más, son las costillas que se asan, si tercia, en las brasas que se consumen en la plaza.
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