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La colaboración ibérica Sánchez-Costa en el aire tras el giro a la derecha en Portugal

El reciente cambio político en Portugal, con un giro hacia la derecha, ha puesto en duda la fructífera colaboración entre los líderes socialistas de la Península Ibérica Pedro Sánchez y António Costa.

Este movimiento ha generado incertidumbre sobre la continuidad de la alianza ibérica de ambos países y ha despertado preocupaciones sobre posibles cambios en la relación bilateral.

Si bien, la acción ibérica en Bruselas no ha sido comparable a la coordinación que han tenido los países del Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) o la que tuvo el llamado grupo de Visegrado (Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia).

Eso sí que se ha podido ver con Sánchez y Costa en los últimos años. En general, ha habido más coordinación ibérica. Por ejemplo, cuando la entonces vicepresidenta primera del Gobierno español y ministra de Economía, Nadia Calviño, presentó su candidatura para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) el verano pasado solo recibió el apoyo público de Portugal desde el principio.

Pero si en algún campo ha brillado la alianza España-Portugal en los últimos años ha sido el energético. La combinación de crisis de precios y aislamiento del resto de Europa ha llevado a los dos países a estrechar aún más lazos. La ‘excepción ibérica’ permitió desvincular por completo la senda de precios de la Península de la del resto de la UE.

Conocida en sus primeros compases como tope al gas, al fijar un techo máximo sobre la retribución de las centrales de ciclo combinado y, por tanto, sobre todo el mercado eléctrico, fue una herramienta esencial para reducir la presión de los precios de la luz sobre las empresas y los hogares españoles y portugueses. Solo en España, el ahorro rondó los 5.000 millones de euros en solo medio año.

La crisis de precios de la luz y el gas ha estrechado lazos entre los dos líderes socialistas en los últimos años, con la ‘excepción ibérica’ como medida más destacada

Más allá de lo económico, la ‘excepción ibérica’ fue, ante todo, un éxito político de la colaboración entre Sánchez y Costa. Sin esa cooperación habría sido imposible sacarla adelante en las arduas cumbres de jefes de Estado y de Gobierno en aquella Bruselas de la primavera de 2022, en la que los precios del gas y de la luz alcanzaban cotas inasumibles. La comparecencia de prensa conjunta, después de que el español llegase a levantarse de la mesa ante las resistencias alemanas y holandesas, fue la mejor prueba de que la alianza ibérica era más sólida que nunca.

Es fundamental seguir de cerca los acontecimientos políticos en Portugal y mantener un análisis objetivo para comprender las implicaciones de este giro hacia la derecha en la política portuguesa. A medida que evoluciona la situación, será de suma importancia observar cómo Pedro Sánchez y António Costa gestionan esta nueva realidad y cómo afecta a la colaboración entre España y Portugal en el futuro.

Alianza ibérica contra el aislamiento energético

Hay, sin embargo, otros apartados energéticos en los que la entente entre España y Portugal aún sigue viva. A la espera, de los pasos que dé el nuevo Gobierno portugués (que casi seguro liderará el conservador Luís Montenegro), la alianza entre ambos paises se ha extendido también a otra área clave: las interconexiones.

Ambos paises han pugnado, con muchísimo menos éxito que con la excepción ibérica, por dejar atrás el sempiterno aislamiento de su sector eléctrico con nuevos cables a través de los Pirineos. La resistencia francesa, en cambio, sigue bloqueando una iniciativa que permitiría dar salida a la cada vez más inabarcable generación renovable en las horas centrales del día.

En 2027, cuando entrará en vigor la única nueva línea pactada, la del golfo de Vizcaya, el nivel de interconexión entre el sistema eléctrico ibérico y el francés (el único nexo posible con el resto de Europa) quedará solo ligeramente por encima del 5%, lejos del 2,8% actual, pero también a años luz del objetivo comunitario: 10% en 2020 y 15% en 2030.

La otra gran interconexión pendiente es la del hidrógeno, un vector energético llamado a desempeñar un papel clave en la descarbonización de los sectores más complicados de electrificar y en el que tanto el viento como el sol ibérico tienen mucho que decir: su coste de producción depende, en gran medida, del precio de la electricidad, y ahí la Península luce las mejores cifras de toda la Unión Europea. 

En el caso del hidrógeno, la alianza hispano-portuguesa también ha sido clave para la inclusión del futuro hidroducto H2Med en el listado de proyectos de interés común de Bruselas, un paso clave para que puedan recibir financiación europea.

En este apartado, la colaboración ha sido doble. Por una parte, para hacer realidad el tramo entre ambos países (entre Celorico da Beira y Zamora, con una inversión prevista de 350 millones: 193 millones de Portugal, 157 de España). Y en segundo lugar, para que salga adelante la parte más crítica: el tramo entre Barcelona y Marsella, clave para que el hidrógeno ibérico pueda llegar a Alemania y al resto de grandes consumidores en Europa central.

Fuente: El País

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